Ahorrando tiempo con la automatización

Hace unos treinta años, la idea de una casa o de un espacio de trabajo automatizados era una ilusión puramente reservada a los más acaudalados o simplemente un producto de la ciencia ficción. 

Hoy, en cambio, en pleno siglo 21, si bien algunos lujos siguen siendo concedidos para los más pudientes, en general la automatización de las viviendas se está convirtiendo en una posibilidad más asequible para el público en general. En una época en la que la expresión «pobreza de tiempo» gana cada vez más terreno, los aparatos automatizados, tanto en casa como en el lugar de trabajo, pueden convertirse en la clave para generar y concedernos más tiempo. 

¿Qué significa la automatización en 2023?

Como lo hemos definido, la automatización consiste en el uso de máquinas como alternativa al esfuerzo humano; o de forma más concisa, en un sistema que funciona automáticamente. Existen tres categorías de automatización industrial que se han desarrollado para responder a exigencias específicas de producción: la automatización fija, la automatización programable y la automatización flexible. 

Por «automatización industrial fija» se entiende como un sistema en el que se integran procesos automatizados de producción y montaje para fabricar un determinado tipo de producto. También se le puede denominar como automatización dura, pues se trata de una secuencia de producción establecida mediante la configuración de equipos y herramientas. En vista de que su implementación puede suponer dificultades a la hora de aportar cambios a los estilos del producto, a este tipo de automatización se recurre cuando hay altos volúmenes de demanda y altas tasas de producción.

La automatización programable, sin embargo, admite la programación de controles en el sistema para modificar las configuraciones y secuencias de operación. Los sistemas de automatización programable permiten series de producción en cantidades variables y, gracias a la flexibilidad de sus procesos, son ideales para la producción por lotes.

La automatización flexible, por su parte, es un método de fabricación que responde a las exigencias cambiantes de la producción. Los sistemas computarizados, controlados y programados por operadores humanos, pueden producir múltiples tipos de productos y cantidades al mismo tiempo. Y teniendo en cuenta que los cambios de formato se ponen en manos de la programación computarizada, se evitan los tiempos muertos de producción entre un lote y otro.  Por consiguiente, la automatización flexible es la opción ideal para los fabricantes de productos personalizados y bajo pedido.

Ahora que tenemos claros los tipos de automatización industrial, veamos qué nos trae la automatización en el siglo 21.

La agencia de investigación y consultoría Gartner, declaró que 2022 sería el año en el que la automatización se dispararía,  indicando que el 80 % de las organizaciones desean continuar y/o aumentar su gasto en soluciones de automatización para expandirse a sectores como el de viviendas inteligentes, seguridad, software y producción. La automatización ha llegado para facilitar nuestras vidas. 

Entre las tecnologías de automatización empleadas en la industria, se tienen  la industria 4.0, el Internet industrial de las cosas, la robótica, la inteligencia artificial, los macrodatos, la nube, la ciberseguridad, la fabricación de aditivos y materiales avanzados, la modelación, la simulación, la visualización y la inmersión. Todas estas son tecnologías nuevas y avanzadas que complementan o ayudan a completar las tareas de múltiples estaciones de producción.  

¿Y qué ocurre en las viviendas? La expresión «domótica» (o «automatización del hogar») comprende distintas áreas de la tecnología, presentes en el entorno doméstico. Hasta hace poco, la domótica facilitaba el control de los sistemas básicos de iluminación, calefacción y refrigeración en el hogar. Con este concepto, al que solemos referirnos como «el Internet de las cosas», cada cosa tiene una dirección IP, de forma que podamos acceder a ella y controlarla a distancia.

La automatización del hogar nos proporciona la tranquilidad de sentirnos seguros, no solo con cámaras vídeo, sino también con detectores de movimiento que nos avisan que los niños han regresado de la escuela, se aseguran de que todas las puertas estén cerradas y de que todos los dispositivos ambientales estén constantemente bajo control. Proporcionando un control centralizado de los dispositivos ambientales, sistemas de audio/vídeo, seguridad, aparatos de cocina y otros equipos de uso doméstico, la domótica vuelve a poner en manos del propietario todo el control y la organización. 

Dejando de lado el lujo, la automatización del hogar también ofrece asistencia a las personas ancianas o con discapacidad. Los sistemas domóticos pueden utilizarse para apagar los aparatos automáticamente después de un determinado período. Muchos electrodomésticos, potencialmente peligrosos, se pueden conectar a los sistemas de automatización del hogar, como grifos, secadores o planchas para el pelo, tostadoras y estufas. Además, la domótica puede ayudar a las personas ancianas o con discapacidad a sentirse más seguras en su hogar y a aminorar las preocupaciones de sus parientes.  

¿Por qué es necesaria?

En el ámbito laboral e industrial, la revolución de la automatización ha inspirado a los innovadores a crear máquinas enteramente automatizadas que hacen posible la colaboración humano-robot. Se trata de robots colaborativos, conocidos como «cobots», que se accionan mediante controles inteligentes que comunican las intenciones de la máquina, y están diseñados para automatizar y consolidar procesos industriales tediosos y repetitivos, de manera que los departamentos de producción puedan concentrarse en tareas más críticas. 

Desde su ideación en 1996 por J. Edward Colgate y Michael Peshkin, la tecnología de los cobots no ha parado de evolucionar y expandir su presencia. Universal Robots lidera el mercado con su cobot UR5. Solo esta empresa ha distribuido más de 8500 cobots a más de 55 países del mundo entero, para dar respuesta a un mercado que requiere un robot fácil de usar que pueda trabajar con los empleados y asegurar un retorno de inversión rápido. 

Los cobots pueden verse en distintos sectores como el de la generación de energía, la producción industrial, la asistencia sanitaria, etc., mientras que la generación anterior de robots estaba diseñada básicamente para reemplazar a las personas. Esto significa que los robots están pensados para el trabajo en zonas en las que no hay personas. Y, si los cobots están diseñados para ayudar a los humanos, ¿qué tipo de desarrollo tecnológico se ha logrado? 

Empresas como KUKA se aseguran de suministrar soluciones de robótica a distintos sectores como el aeroespacial, la industria electrónica, la producción de alimentos y bebidas, laboratorios y centros de investigación, entre muchos otros. El desarrollo continuo de la robótica garantiza una ampliación constante de la gama de tareas que un cobot puede llevar a cabo.

Asistencia en la fabricación de cobots

Estamos viviendo una era en la que tenemos más trabajos que gente para desempeñarlos, por lo que los ingresos de las empresas afectadas se están viendo comprometidos.
Con la ayuda de la tecnología cobótica en la industria, tanto empleadores como empleados pueden hacer un uso más productivo de su tiempo, lo que comporta una mejora en las competencias de gestión del tiempo. Los cobots no están diseñados para eliminar la necesidad de la interacción humana, sino para ayudar y ofrecer a las personas la oportunidad de concentrarse en las tareas centradas en detalles que el cobot mismo no puede ejecutar. 

Esta ética permite asignar a los empleados trabajos físicamente factibles, sin cargas excesivas que puedan suponer condiciones de agotamiento. El uso de accionamientos para el control de los cobots hace que los robots se vuelvan más inteligentes y versátiles, también mejora el aprovechamiento de su existencia. 

La incorporación de robots colaborativos puede dar lugar a un entorno de trabajo sostenible y suponer la continuidad del empleo. Básicamente, asegura la satisfacción de los empleados, lo que supone una baja rotación de personal, aumenta la motivación, mejora la gestión del ahorro de tiempo, comporta una expansión de habilidades y competencias, y permite evitar al personal la necesidad de ejecutar tareas tediosas y repetitivas.

Automatización integrada en el hogar

¿Cuántas veces decimos o escuchamos a otros decir que «el día no tiene suficientes horas»? Muchas, ¿verdad? Esta idea ha dado pie a la creación de la expresión «pobreza de tiempo». 

La pandemia amplificó muchos de los problemas que acarrea la pobreza de tiempo. Las personas ancianas, vulnerables o con hijos menores de 15 años se vieron mayormente expuestas a sus repercusiones. Con la sensación constante de tener demasiadas cosas qué hacer y no suficiente tiempo para hacerlas, la pobreza de tiempo puede tener consecuencias graves y trascendentales. 

Dichas consecuencias incluyen una salud física y mental precaria, que acarrea reducciones de productividad tanto en casa como en el trabajo. Si bien el teletrabajo supuso un ahorro de tiempo en los desplazamientos diarios de la casa al trabajo, las horas de trabajo cognitivo no pagadas, que se conocen como «la carga oculta» aumentaron en gran medida. 

La cultura moderna del «siempre activos» ha hecho que el equilibro de la carga laboral entre la casa y el trabajo sea cada vez más precario y complejo. La crianza de los hijos se hace cada vez más difícil, pues la presión de responder a los mensajes que da la sociedad al respecto se ha intensificado.  El Daily Mail afirma que en el Reino Unido, se dedican cinco horas a la semana a las labores de limpieza, sin contar el tiempo que se destina a la gestión del hogar, a planificar las comidas, prepararlas y lavar. Por lo tanto, obstáculos como estos ponen a muchos en una situación en la que no pueden explorar sus propios intereses ni desarrollar nuevas habilidades para mejorar su posición económica. 

Cuando pensamos en las casas inteligentes, nos imaginamos escenas de películas, con ingenieros innovadores al mando como Tony Stark y su mayordomo Jarvis. Servicio de despertador, café recién hecho y cortinas que se abren y se cierran a horas específicas. Si bien parezcan extravagantes, muchas de estas comodidades, sino todas, se han ido integrando en la normalidad de nuestra vida cotidiana.

Con productos como Alexa, que puede realizar llamadas, enviar mensajes de texto, programarse para enviar recordatorios, reproducir música y podcasts y mucho más, ¿sería tan descabellado pensar que inventos como el robot doméstico Astro de Amazon se estén produciendo en 2022? 

¿Puede la domótica equilibrar las escalas metafóricas? 

La automatización del hogar se ha desarrollado a partir de funciones de seguridad básicas para llegar a dispositivos como el robot doméstico Astro. Los robots domésticos colaborativos como estos ofrecen ayuda y tranquilidad en el hogar. Gracias a la integración de la tecnología «Intelligent Motion», en un proceso constante de aprendizaje y evolución, el robot puede explorar la vivienda, estudiar las costumbres de quienes viven en ella y llegar incluso a conocer los lugares o personas que debe evitar. 

De momento, existen dos mercados básicos para la robótica doméstica: el de los  robots para el cuidado del hogar y el de los robots sociales. Estos cobots pueden ya sea, hacerse cargo de una tarea específica en el hogar, o interactuar con una persona para convertirse en un dispositivo de compañía. Pensados para aportar cambios en el estilo de vida del hogar con la preparación de alimentos, las labores de limpieza, el cuidado de los niños, la asistencia a los ancianos, el cuidado de las mascotas y demás servicios personales, estos robots pueden introducir grandes cambios en la forma en que vivimos. 

Pensemos por ejemplo en Anki Vector, un cobot social autónomo que ofrece compañía. El cobot puede explorar independientemente el hogar del propietario, recargarse y responder a las preguntas que se le hacen, puesto que obedece a comandos de voz.

Estos avances en la tecnología se han diseñado para aliviar el estrés de la vida cotidiana y liberarnos de las tareas triviales que nos impone la sociedad y que nos sentimos en el deber de hacer.inter

Lo mismo ocurre con el desarrollo de la automatización industrial: está diseñada para elevar el estrés, la monotonía e incluso riesgo que supone el trabajo en una fábrica. Tiene el potencial de dar a los empleados la oportunidad de impulsar sus carreras, mejorar sus habilidades y competencias, y destacar en el campo específico que más les interesa.

Un cobot con un nivel de personalización mínimo se configura en menos de una hora y puede hacerse cargo de tareas como desplazamiento de materiales, ensamblaje de artículos, paletización, empaquetado, etiquetado, inspección de calidad de productos, soldadura, apriete de tornillos y tuercas y vigilancia de máquinas. El uso de cobots también tiene repercusiones positivas en el ánimo de los empleados, en la generación de más oportunidades de trabajo y en la obtención concreta de un ahorro general de tiempo. El debate sobre la posibilidad de una semana laboral de cuatro días y la investigación sobre si los empleados son más productivos en ocho horas que en tres, abren el camino para considerar la automatización laboral como un apoyo y no una preocupación. 

Gracias a la gestión del estrés y la fatiga que gravan sobre las personas, junto con un mayor nivel de automatización en casa, estamos generando más tiempo. Esto significa que en no muchos años, la pobreza de tiempo podría ser cosa del pasado, y que gracias a una vida más plena y gratificante, y a una realización laboral más satisfactoria, los empleados podrán tener el tiempo necesario para dedicar a sus hobbies y talentos, a la familia y a la vida social. 

 
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